Hoy es 11 de Septiembre, ha amanecido un día gris. Las arboledas se empiezan a dorar con sus hojas en tonos amarillos y anaranjados o granates, las tierras tienen unos colores profundos y solemnes, sepias o grises. En días así me apetece pintar, y como no puedo hacerlo por estar sujeto a la fastidiosa tarea de la que me sustento o por a de tiempo por mi manía de estar solo para pintar durante todo el día, pues, francamente, se me pone un humor de todos los diablos.Lo que sí puedo hacer es reflexionar sobre la creación artística y eso es lo que voy a hacer.
Frecuentemente he escuchado críticas negativas sobre tal o cual artista por parte de amigos o parientes sólo por el hecho de que conocen o han leído que el tipo era mala persona, o por sus afinidades políticas, o por sus tendencias sexuales, o por su arrogancia, vanidad o lo que sea.Quizás muchos piensan que el creador debe ser un tipo angelical por el sólo hecho de tener la facultad de crear belleza, y en el ideario popular se le exige una conducta ejemplar en todos los ámbitos de su vida. Nada más lejos de la realidad.A la historia me remito.Los más grandes artistas han sido unos auténticos hijos de puta, juzgados con el código moral vigente en la sociedad judeo-cristiana, mojigata y estrecha de entendederas que tenemos en España actualmente.Si aplicamos estrictamente estos valores, que vayan quedando en el olvido la mayor parte de los artífices del Renacimiento: Miguel Ángel, Rafael, Leonardo, Caravaggio, Donatello, etc., por homosexuales, pedófilos, violentos, soberbios y hasta asesinos, alguno de ellos.De los barrocos y románticos para qué vamos a hablar…Y no me estoy refiriendo sólo a pintores y escultores, que entre músicos y poetas tres cuartos de lo mismo ¿O es que Quevedo, Lope de Vega, Ruiz de Alarcón eran unos tíos ejemplares? No jodamos…Si tiramos de la manta hasta nuestros contemporáneos nos vamos a encontrar más de lo mismo.Valle Inclán, Lorca, Dalí, Picasso, etc., que la nómina sería interminable, todos ellos por una u otra causa, casi siempre las mismas, por cierto: sexo, violencia, soberbia, ambición desmedida, encajarían en el concepto tan español de “hijos de puta” que todo lo abarca.
Pero es que la cosa no acaba aquí. Levantemos la vista un poco para juzgar la vida y milagros de filósofos y políticos, de príncipes de la iglesia y de los otros, en fin…para qué hablar…Desde Platón a Marx, a ver a quién salvamos de la quema entre los filósofos, de César a Hitler, entre los políticos, de los Borgia, los Borbones, la dinastías eslavas… hay todo un catálogo de personajes nada ejemplares, pienso yo.
Actores y actrices, gente de la farándula, ya sabemos cómo anda el tema.Lo que pasa es que para el pueblo, que los políticos sean malas personas ya se les supone y a los intelectuales, como se les conoce poco, pues da casi igual, pero el rigor se acentúa sobre todo con los artistas, que tienen algo de popularidad, yo no acabo de entender el por qué.
Cuando nuestra vecina se entera de que Leonardo de Vinci era pedófilo, pues ya no le gusta tanto su Mona Lisa, o si se lee que Caravaggio mató a sangre fría a un camarero que le sirvió una sopa que no era de su gusto, pues ídem del lienzo.
No es que yo postule que es condición indispensable ser un cabrón depravado para ser creador, porque también hay casos como Velázquez , que no rompió un plato en su vida y fijaos si el tío pintaba como dios, o tantos otros que podrían citarse, pero no es menos cierto que abundan más, abrumadoramente, me atrevo a decir, los que la creación artística o intelectual les ha llevado a una vida muy poco edificante.Claro que entre el paisanaje también han proliferado muchos asesinos, sinvergüenzas y cabrones de todo pelaje y condición sin ser necesariamente artistas y que han hecho de su capa un sayo, atendiendo sólo a los requerimientos de su polla o de otras charcuterías de las que estamos hechas las gentes.
Yo no reniego de ningún artista que me haga pasar un buen rato con sus obras. No los juzgo por su vida, sino por sus obras artísticas, su talento en definitiva, allá cada cual con el resto de cosas.
La ascensión de la virgen de Caravaggio, que está en el Louvre, fue pintada tomando como modelo a una mujer ahogada en el Tíber, a la que el pintor parece que sodomizó después de pintar el cuadro o durante su realización, eso leí una vez... ¿Con qué nos quedamos? ¿Con la anécdota o con las obras?Yo me quedo con las obras, que es lo que prevalece y a los autores y sus circunstancias que los juzgue cada uno como le de la gana, carece de importancia. ¿Tiene más mérito Bach, que escribió su obra imperecedera rodeado de niños gritones subidos a sus rodillas con mil apuros económicos, o Modigliani, enfermo y hambriento pintando mujeres desnudas llenas de sensualidad, o Rubens en su opulencia creando un mundo onírico poblado de bacantes y sátiros, o Goya y su mundo mágico de brujas pintado a la luz de las velas? Por favor, ¿quién se acuerda de esas miserias?
Yo por lo menos, cuando escucho una fuga o visito un museo no me acuerdo. Lo siento, si con mi sinceridad hiero la sensibilidad de alguno. Lo más gracioso es que la historia de los hombres, si se la tuviéramos que contar algún visitante de otra galaxia, tendría que hacer referencia en el terreno del pensamiento o del arte, necesariamente, a los que me he referido someramente y a otros muchos más, de parecida catadura, porque sin ellos no se entendería al género humano. Ellos nos redimen y nos elevan sobre los otros primates, que son buenos, sí, que son nobles, sí, pero ninguno que se sepa ha pintado la Capilla Sixtina, ni ha compuesto un soneto o una sinfonía. Esta aparente contradicción entre la conducta de un hombre y su obra no debiera sorprendernos tanto. La naturaleza nos da a diario la lección de hacer brotar hermosas flores de la basura, ¿o no?. Cuando pinto o cuando escribo soy tan vulgar que mis cuadros o mis cuentos valen menos que el soporte en el que están hechos, tal vez tenga que morir para que se aprecien, eso si, mi vida no ha sido ejemplar ni políticamente correcta, así que ¿mi arte es por eso un fracaso? Y así me luce el pelo, aquí me tenéis, trabajando en una oficina, pero preguntad a mis vecinos y veréis como tengo una magnífica reputación.