Acaso está lloviendo calladamente,
y mientras anochece, de pronto la mañana,
yo se que aunque no quieras vas a pensar en mi.
Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta su ternura de ayer
y aún lloverá en tus ojos al dejar de llover.
Y todo por empeñar el olvido,
por olvidar el empeño,
rendirse al dolor del todo o nada
cuando el dolor es ambos.
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